Seguramente una de las cuestiones iniciales que más va a limitar o a consolidar un negocio sea la relacionada con el naming. O lo que es lo mismo, con el nombre por el que se va a conocer la marca en el mercado. Hoy te proponemos algunas claves que te servirán para reflexionar acerca de este asunto y, probablemente orientar mejor la elección del nombre de tu empresa.
En los negocios familiares, apenas se le da importancia; y en startups a veces se riza el rizo sin ser conscientes de la zancadilla que se le pone al propio negocio frente al público.
Cuando el naming se contrata a profesionales, es habitual que se tengan en cuenta tres factores a la hora de comenzar a analizar qué nombre elegir.
El primero de ellos es la facilidad de recordarlo, el segundo de ellos es la conexión que se tenga con el público y, por último, sobre todo ahora que la digitalización es clave, la posibilidad que ofrezca de posicionamiento.
Ahora bien, dar en el clavo en las tres cuestiones no siempre es una cuestión posible. Por lo tanto, la mayor parte de las veces toca analizar cuál de ellas es la prioritaria.
Elegir bien el nombre del negocio no es algo que se pueda aplicar de manera generalizada. Es decir, aunque conozcas la teoría, cada caso va a ser un mundo. Por lo tanto, vamos explicar con detenimiento esas 3 estrategias de tal manera que la tarea que tienes por delante te resulte cuanto menos, un poco más sencilla.
Además de que sea una palabra que el público pueda recordar fácilmente hay que considerar el apartado fonético y gráfico. Sobre todo porque en muchos casos se pueden provocar confusiones que acaben desvirtuando el concepto inicial, u obliguen a la marca a adoptar diferenciaciones por ser el target de un mercado imposible de pronunciar tal y como es.
En ese mismo sentido, aunque con un enfoque diferente estaría el tema de elegir nombres que tengan significados negativos en determinadas regiones.
A veces la marca debe primar el territorio de mayores dimensiones, pero si se puede “complacer” a todos evitando toda connotación negativa, será siempre una mejor idea.
A lo que se refiere esta estrategia es a buscar la manera que ya desde el estadio inicial como es el nombre de una marca se encuentre o bien esa conexión con el público o que el mismo asocie el nombre con lo que la marca le va a ofrecer. Suele ser difícil hacer lo segundo sin caer en la estrategia que explicamos en el punto siguiente, pero sí existen casos. Menos obvio podría parecer por ejemplo el uso del anglicismo cool en una marca pensada para jubilados. O el uso de una palabra en desuso en la actualidad enfocándola a los adolescentes.
Esta debería casi siempre ser la última estrategia a tener en cuenta, al menos si se pretende dotar a la marca de una personalidad propia. Probablemente un SEO te diga que lo mejor es un nombre como segurosdevida.es para vender efectivamente seguros de vida.
Y un marketer te dirá que lo peor que puedes hacer es elegir un nombre genérico, porque nadie te recordará con facilidad y será difícil que asocies una propuesta de valor a una marca de ese tipo. Sin embargo, como toda regla, tiene su excepción.
La tesis del SEO puede ser buena si simplemente pretendes vender algo en un mercado lleno de opciones y vas a diferenciarte por el precio, por ser un comparador entre varias o por otras cualidades que non requieran de esa identificación comercial. También puede ser una buena idea inicial, transformando después la marca en un nombre con mayor identidad. Si bien hacer el cambio no es siempre una cuestión sencilla.
Como decíamos al inicio de este artículo, no hay una norma unánime y se pueden marcar muchísimas excepciones. De hecho, basta con pensar en algunas marcas que hoy en día han alcanzado la fama que se han saltado todas estas estrategias e igualmente están en la cima.
La realidad es que Apple, que podría ser perfectamente una central frutera vende ordenadores. Y Google, se ha transformado en un vocablo que implica buscar cosas en la red cuando en sí misma la palabra no parece tener ninguna asociación con todo lo que hemos explicado. También está el caso de Amazon, que en ese sentido sí ha seguido las reglas, aunque de forma poco obvia porque pretendía ser un vocablo que denotara el “de la A a la Z” por ser un sitio en el que encontrar cualquier cosa.b
Sea como sea, lo ideal es que el naming no acabe siendo un impedimento para el desarrollo de la marca. Pero si hay una razón de peso para saltarse todas las normas antes descritas, y se tiene presupuesto para trabajar el apartado de reconocimiento de la marca por parte del público, se podrían alcanzar idénticos resultados que siguiendo esas normas del naming.
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