El edge computing o computación en el borde es una tecnología que está cambiando por completo la industria. Sus capacidades son tales que permiten una mejor conectividad y diseño de redes de dispositivos. Gracias a su uso, desarrollar el Internet de las Cosas es más sencillo y genera un impacto mayor.
Es un paradigma informático que pretende descentralizar el procesamiento de datos al llevarlo más cerca del lugar donde se generan o se utilizan. Esto permite distribuir la carga de trabajo hacia los dispositivos periféricos en lugar de concentrarlo en un centro de datos. Al actuar así, se consigue reducir la latencia y mejora la eficiencia en la gestión de la información.
Con el procesamiento en el borde se minimizan los tiempos de espera y se optimiza la utilización de la red. Igualmente, la descentralización aborda preocupaciones relacionadas con la privacidad y la seguridad. Tened en cuenta que ciertos datos sensibles pueden permanecer en el lugar donde se generan. Así, se rebaja la necesidad de transferir grandes cantidades de información a través de la red.
Una red de edge computing consta de varias partes esenciales que trabajan en conjunto. Estas son las más relevantes:
Dadas las características y estructura que tiene esta tecnología, la industria 4.0 entraña numerosas ventajas. Encarna una apuesta por una mejora radical respecto a lo que existía con anterioridad, que se manifiesta en varias áreas.
La ciberseguridad es un aspecto clave al aumentar el peso de las redes informáticas en los procesos industriales. Si no se diseñan unas defensas robustas, el riesgo de que un ataque sea exitoso aumenta. Sin embargo, con la computación en el borde se obtienen varias mejoras. Como los envíos de información no están centralizados, se dificulta captarlos desde el exterior.
Además, se minimizan las vulnerabilidades en toda la red. Recuerda que los datos se transmiten entre dispositivos cercanos. Esto evita transferir grandes cantidades, al tiempo que aminora la necesidad de transmitir información confidencial.
La reducción de la latencia se logra al procesar datos en o cerca de la fuente de generación, algo que inhibe los envíos a largas distancias. En los modelos de computación centralizada, donde la información debe viajar hacia y desde la nube para su procesamiento, la latencia puede ser mayor. Ten presente que factores como la lejanía física o la congestión en la red causan ralentizaciones.
Al llevar el procesamiento más cerca de los dispositivos periféricos, se puede lograr una respuesta más rápida. Por tanto, se consigue una mayor eficiencia en las aplicaciones críticas que no toleran retrasos. Un buen ejemplo son los sistemas de control en tiempo real, como uno destinado al tráfico. Si existiera una demora en la transmisión de los datos, podrían darse consecuencias desastrosas.
El enfoque descentralizado implica que los datos se gestionan y procesan en diferentes capas de una red. La consecuencia directa es que se gana en eficiencia y velocidad de procesamiento. Por ejemplo, los dispositivos periféricos se encargan de recopilar y preprocesar la información. La capturan, la filtran y envían solo la que es relevante a las capas superiores.
Trabajar de tal forma coadyuva a que descienda la carga de trabajo en toda la red. Cada capa se encarga de una parte del proceso de gestión, lo que posibilita alcanzar una mayor eficiencia. Además, se reduce la dependencia de la nube en operaciones intensivas y críticas.
Para que la red sea efectiva, los dispositivos deben ser capaces de interactuar entre sí de manera ágil. Con la interoperatividad que trae el edge computing, se simplifica la traducción de protocolos. Esto permite que diferentes sistemas trabajen de forma simultánea y sin interferir los unos con los otros. Por decirlo con sencillez: todos los componentes hablan el mismo idioma.
Que exista la interoperabilidad es esencial para que la industria 4.0 pueda prosperar. Como se van a utilizar numerosos dispositivos, sistemas y plataformas de trabajo, su integración debe ser la idónea. Piensa que está en juego la eficiencia de las operaciones. De no ser así, una actualización del programa informático que controla una serie de cámaras podría causar problemas en toda la red, por ejemplo.
La disminución se centra principalmente en el almacenamiento y es el resultado de la descentralización. Cuando manejáis una cantidad masiva de datos, el coste de guardarlos también es muy alto. Requerís una infraestructura, sea local o en la nube, que los albergue en unas buenas condiciones. Y, en caso de no cuidarla, acabaréis por encarar pérdidas.
Sin embargo, con la computación en el borde, os situáis entre la nube y lo local, lo que implica, como ya habéis visto, una mejor gestión de los datos. Ya no es necesario manejar una cantidad masiva, algo que rebaja bastante los costes de su almacenamiento.
Con el edge computing, la industria prospera y la transformación digital en pymes es más sencilla. Se aprovecha una tecnología que contribuye a ahorrar costes y a mejorar la eficiencia operativa. Si os interesa ahondar en otros asuntos relacionados con la computación, en la Cámara tenemos más contenidos. ¡No os los vayáis a perder!
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