Klaus Schwab es un reconocido economista, actual presidente del Foro Económico Mundial que se convoca anualmente en Davos y que durante este 2019 se ha basado en la temática “Globalización 4.0: Adaptando una nueva arquitectura a la Cuarta Revolución Industrial”. Para él, la Cuarta Revolución Industrial irá vinculada directamente a la globalización, aunque admite que el gran riesgo está en los desequilibrios mundiales.
Antes de la reunión anual del 2019, celebrada en 22 al 25 de enero de 2019 en Davos, la revista Business Insider entrevistó a Klaus Schawb, que mostró algunas de las claves del futuro económico en sus respuestas. A continuación se hace un análisis de la propia entrevista, así como de lo que sus conclusiones suponen para la industria del país en el futuro.
La propia temática del Foro de Davos, que Schwab dirige, deja clara su tesis sobre la materia. Ambos conceptos están interconectados. Para él los tiempos actuales implican una gran innovación y muchas soluciones tecnológicas que cambiarán a la sociedad, a las empresas y a las maneras de hacer las cosas. La transformación del mundo se está produciendo ya, y es una cuestión de tiempo que las empresas que no la adopten se queden fuera.
El propio concepto de Globalización 4.0 resulta un tanto difuso en sí mismo. El propio Schwab ha querido definirlo, ya que se trata de la temática del Foro de este año y lo hace como “arquitectura global”, es decir, no se trata solamente de cambios en los procesos, o en los canales, sino un cambio en profundidad en todas las estructuras sociales y en todo lo que tiene que ver con la propia economía mundial.
Al quitarle el 4.0, y hablar únicamente de globalización, en la propia entrevista se le preguntó si creía que ese término estaba en peligro, a lo cual el respondió con un rotundo no. De hecho, es normal para él que existan reacciones en contra, como ya ocurrió con las anteriores revoluciones. Sin embargo, eso no la hace peligrar. Si ve, sin embargo, una cierta tendencia a evitar la globalismo y al mismo tiempo, detecta como clara amenaza a la implantación de la Cuarta Revolución Industrial todas las desigualdades que hay patentes en el mundo.
Si bien el director del Foro de Davos tiene claro que la globalización 4.0 ha llegado para quedarse, dado que la digitalización hará que el mundo del mañana no conozca fronteras, porque los flujos digitales no las tienen, considera que las dudas sobre el concepto y las reticencias que existen tienen más que ver con un concepto que a veces se confunde con el que acabamos de citar. Se trata del globalismo.
De hecho, el término globalismo en sí mismo nada tiene que ver con esa desaparición de fronteras y la integración global que implica la globalización 4.0. Es más que todas las políticas estuviesen enfocadas hacia las tesis de las fuerzas neoliberales del mercado global. Y ante esto es que se resisten los estados, haciendo del todo bien porque con ello podría perderse la coherencia social nacional. Y sin esto último, las democracias podrían llegar a su punto final. Algo que tarde o temprano afectaría no solo a la sociedad, sino a la economía y conseguiría justo el efecto contrario del que se está hablando en el mundo del futuro.
Si el mundo lo tuviese tan claro como él, la gran clave para superar con éxito esta nueva fase de transformación a nivel mundial sería acabar con los desequilibrios. Pero no solamente los que tienen que ver con la economía. De hecho, existen brutales diferencias en el progreso tecnológico, en el sistema financiero, la brecha social y la desigualdad que deberían ser corregidos con un sistema global, haciendo un futuro juntos.
Para él, parte del enfrentamiento por estos problemas se está viviendo actualmente, con la guerra comercial. Sin embargo, no cree que se haya dado con la solución. Es más, afirma que la innovación disruptiva puede ir aparejada a una ruptura inicialmente, hasta que realmente se logre. Entonces, podríamos estar viviendo una época convulsa que preceda al encuentro de esa resolución. Aunque tiene claro que irá sí o sí acompañado de esa globalización que nos una.
La educación para conseguir la igualdad de oportunidades, apostar claramente por la igualdad de género son asuntos sociales pendientes que influirán sin duda en la economía y que, sobre todo, ofrecerán claramente una mayor cohesión social. Y bajo esos parámetros entiende él el libre comercio. Es decir, no debería existir la libertad económica que ceda ante el globalismo, sino la libertad económica capaz de resolver los asuntos sociales y culturales más relevantes para las personas a través de la globalización 4.0.
Pareciese bastante obvio que sus palabras se convertirán sin duda en un ejemplo más a seguir. De hecho, la transformación tecnológica, la adaptación del tejido empresarial y social a las nuevas tecnologías, y sobre todo los cambios legislativos aplicados a ese nuevo mundo se resisten a llegar en gran parte por todas esas amenazas que se resumen en importantes desequilibrios. Ahora bastará con que la política se ponga a trabajar en medidas serias para resolverlos dando la suficiente libertad a las personas para poder utilizar esas leyes en la transformación del mundo.
Fuente
Business Insider
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