Al hilo de la jornada organizada el pasado 14 de junio por la Cámara de Comercio de Sevilla con el tema “Deporte y excelencia: historia de una transformación. El caso del Real Betis Balompié”, Francisco Leal, a la sazón CIO de la Cámara, me propuso hacer un post sobre la transformación digital en el fútbol, en la línea de los anteriores sobre Transformación digital en la Feria de Sevilla y Transformación Digital en el Rocío. Transformación digital en el fútbol
Ante todo, debo aclarar que no soy nada futbolero. Así que mi primera respuesta fue que no lo veía. Pero, por otra parte, tampoco soy rociero ni especialmente feriante (espero que esto no me etiquete automáticamente de bicho raro, dicho sea de paso), lo que no parece haber sido un obstáculo para que los dos artículos mencionados hayan tenido una excelente acogida. Pienso que quizás sea esa distancia emocional con los entornos analizados lo que me permite ver un poco más allá y desgranarlos de una manera diferente. Así que, aceptado el reto, allá vamos.
Para competir en un mundo global, la internacionalización de la marca y la escalabilidad de las estrategias y modelos resulta fundamental. Es el famoso glocal: piensa en global, actúa en local. Muchos equipos de fútbol españoles tienen una marca muy fuerte. No hablo ya del Real Madrid o del Barcelona. Los dos equipos locales de Sevilla de primera división, cada uno por diferentes razones, poseen una fuerte imagen de marca que trasciende nuestras fronteras y que puede y debe ser explotada gracias a la transformación digital.
Analizados como una empresa, los clubes de fútbol tienen una característica diferencial respecto de otros sectores: son una vía de canalizar las aspiraciones trascendentes de las personas, satisfaciendo muy bien la necesidad del sentido de pertenencia a algo más grande que el propio individuo. Ya se sabe que se cambia de casa, de coche, de pareja, de trabajo… pero no de equipo. La fidelidad a los colores está garantizada y no se verá especialmente afectada prácticamente por nada. Pero en un mundo global, con cada vez más competiciones supranacionales, una inadecuada gestión de la transformación digital puede convertir a un equipo en irrelevante. Por el contrario, puede elevar a un jugador desconocido a la categoría de super-estrella. Si no has visto la película Moneyball, te la aconsejo. Personalmente pienso que se inspiraron en Monchi…
Por otra parte, cualquier persona que piense que el fútbol está a salvo de la disrupción digital solo necesita preguntar a los seguidores de los eSports que llenan los estadios y reciben generalmente mejores experiencias que el resto de los hinchas. O mirar a la gente que se prepara para pagar y ver al Hashtag United, ese equipo creado en 2016 por el famoso Youtuber inglés Spencer Owen y basado en el modo manager del videojuego FIFA, que cuenta con dos millones de seguidores. Más que la mayoría de los clubes de la Premier.
Los grupos de interés alrededor del fútbol son numerosísimos: los clubes, los jugadores y sus asociaciones, las ligas, las federaciones, los accionistas, las ciudades sede de los equipos, los proveedores, las televisiones y otros medios de comunicación, la afición, etc. La lista puede llegar a ser muy larga, y cada uno de los elementos tiene su propia transformación. Por ejemplo:
El VAR es, sin duda alguna, una de las mayores disrupciones en el fútbol, afectando al juego y a las estrategias de los equipos y, sobre todo, de los jugadores. Porque con el VAR, el árbitro ya rara vez se equivoca y toda la exigencia se vuelca en los jugadores, que ya no tienen excusas ni probablemente podrán seguir haciendo tanto teatro. A más de uno le vendría bien seguir los consejos de Toni Nadal: nunca una excusa nos hizo ganar un partido. Pero el impacto del VAR bien puede trascender el propio partido en juego: ¿Se venderían menos periódicos deportivos, al no haber polémicas? ¿Podríamos pasar a penalizar los comportamientos negativos (como los teatros que se montan los jugadores) y a premiar los positivos, con el enorme impacto social que eso tendría, en términos de difusión de valores, reducción de violencia y agresividad, etc? ¿Se asumiría la falta de nivel con humildad?
Transmisión en resolución 4K y tomas en 360º para tener una visión de todo lo que pasa en el terreno de juego.
Microchip NFC en cada balón oficial, como en el pasado Mundial de Rusia 2018, que permite a los aficionados obtener datos de su recorrido, trayectoria y velocidad conectándolo a su teléfono móvil. Y lo más importante: este mismo chip es el que dice si el balón ha entrado en la portería o no.
Carnet digital de socio, que incluye todos sus datos en un microchip.
Chatbots especializados en comentar los partidos.
Reconocimiento facial que, en combinación con el carnet digital y otras bases de datos, permite reconocer a cualquier persona dentro del estadio, lo que resulta clave para detectar y frenar actos vandálicos, o incluso adelantarse a los mismos si se le dota de una capa de inteligencia artificial predictiva.
No hay que confundir digitalizar con transformación digital. Y esto vale para todas las empresas. El letrero luminoso con el tiempo de descuento es digitalizar. El VAR es transformación digital. Tener una cuenta Facebook o Twitter es digitalizar la comunicación, pero usar esas mismas redes para segmentar y cualificar a los seguidores de un club es transformación digital.
Como vemos, el tema es tan amplio que da casi para escribir un libro. Así que voy a quedarme con lo que he comentado anteriormente que considero diferencial en el mundo del fútbol: la afición, los seguidores y la importancia de fomentar y mantener la vinculación entre ellos y el club de sus amores. Profundizaremos sobre esto en la segunda parte de este post.
Referencias:
Publicación escrita por José Andrés López de Fez .
Director Senior de Operaciones, Calidad e IT. Ingeniero Industrial, con una sólida formación complementaria en gestión empresarial. Directivo con larga experiencia en industrialización, gestión de la producción, cadena de suministro, calidad y organización industrial.
Orientado a la consecución de objetivos y a las necesidades del cliente, en los últimos años especializado en la conversión de los procesos de negocio al nuevo paradigma que supone la industria 4.0, mediante la transformación digital de las operaciones de producción, compras, calidad y prevención de riesgos laborales, tomando como herramientas básicas la mejora continua y estrategias basadas en un análisis lean de procesos interrelacionados, con una búsqueda permanente de la excelencia.
Amplia experiencia en el liderazgo de equipos en proyectos internacionales complejos, así como en procesos de reestructuración de actividades industriales, incluyendo traslados de centros de producción y desinversiones.
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